jueves, 10 de noviembre de 2011

Las mejores, las de verdad, las mías!



Todos buscamos una isla perdida en la que descansar, en este inmenso océano que es la vida. Somos tan distintos y tan iguales… almas intentando huir de los problemas, pero intentar huir es inútil. Todos tenemos algún problema y no puede uno librarse de ellos, por más que se intente, no es posible. El problema existe siempre. Como aquello que nos enseñaban en el cole de la energía, sí, a mi me recuerda a la energía “ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Así son los problemas. A veces al darnos cuenta de que los problemas no nos van a abandonar, decimos que ya no nos importan. Pero mentimos. Porque en realidad nos importan, nos afectan, nos hacen sufrir; de hecho deben importarnos  si es que estamos vivos.
Hay ocasiones en que nosotros mismos creamos nuestros problemas, un paso en falso y podemos vernos envueltos en una maraña de circunstancias de la que resulta muy complicado deshacerse.
Otras veces nacemos con nuestro problema, es algo que no podemos remediar y de lo que probablemente no tengamos la culpa. Pero el problema está ahí y no se va a marchar.
Pero a pesar de todos los problemas que puedan existir en el mundo mundial, también puedes tener la suerte (como en mi caso) de tener las mejores amigas del mundo, sí, esto se dice mucho y ya casi ha perdido todo su significado, pero puedo asegurar que mis cuatro no las cambio por nada. Son las mejores. Gracias por ser mi isla perdida



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Yo le quería explicar que la vida solo es una vez
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