lunes, 4 de abril de 2011

Es toda mía, únicamente mía

La culpa es mía por pretender engañarme a mí misma, por pensar que era una persona distinta y por no usar las palabras adecuadas quizás. Sigo siendo la misma, sí, no puedo evitarlo.
Perdón por no querer ser una más, no soy capaz; llámame egoísta, llámame egocéntrica, llámame estúpida... supongo que soy así: o todo o nada, conmigo no puede haber medias tintas, aunque me pese me es imposible. De todos modos, me empiezo a acostumbrar, la vida es una noria y creo que la mía gira a una velocidad vertiginosa, a veces me lleva a tocar el cielo y en un momento me quedo en tierra. Y a nadie le importa. Porque nadie te ve desde las alturas, tu te haces pequeña y los demás te pisan.
Ojalá pudiera volver esta noche a Roma.
Perdón, estoy aquí, soy frágil y siento. Lo siento.